Lisboa
La vieja, melancólica, histórica y bella Lisboa es el mejor punto para comenzar cualquier recorrido por Portugal. Situada en los bancos de la desembocadura del Tajo en el Atlántico, las colinas que la rodean están cubiertas por vetustas casas que parecen agarrarse a ellas como si les fuera la vida. Subiendo por los estrechos callejones tendrás las mejores vistas de la ciudad.
Escucha los tristes fados que emergen de las tabernas del histórico barrio de La Alfama. Disfruta de una buena cena y continúa la fiesta hasta la madrugada en los múltiples locales llenos de vida de Bairro Alto. Visita el Castillo San Jorge, La Baixa (centro de la ciudad), la Plaza del Comercio, y toma el mítico tranvía 28 para recorrer los barrios más emblemáticos de Lisboa.
A tan sólo media hora de tren de la capital se encuentra un pueblo de cuento. Sintra fue declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO en 1995. Sus estrechas calles adoquinadas están jalonadas por casas de colores en cuyos bajos encontramos un popurrí de tiendas de suvenires, chocolaterías y restaurantes. Comienza la visita en el centro del Sintra, donde se erige el Palacio Nacional, del siglo XVI. Desde allí puedes tomar uno de los autobuses que ascienden la colina para visitar los dos monumentos más importantes: el Castelo dos Mouros y el Palacio Da Pena.
El Castelo dos Mouros es una fortaleza construida en el siglo IX por los musulmanes que pasó a manos cristianas en el siglo XII, tras la reconquista del rey Don Alfonso Henriques. Sus muros se asoman a la verde colina, como un vigilante que guarda celoso la verdadera gema de Sintra: el Palacio Da Pena.
Madeira
La isla de Madeira, perdida en el Atlántico, es un paraíso natural. Montañas y acantilados tapizados de verde, fuentes naturales, playas y calas solitarias y verdes prados. Añádele a todo eso unos pequeños pueblos pintorescos y una gastronomía basada en el fresco pescado del Atlántico y quedarás atrapado como Robinson Crusoe.
Comienza en la capital, Funchal, con los descensos de sus empinadas calles montados en una especie de cesto de mimbre. Alquila un coche y explora las montañas del interior de la isla, que harán que pienses que te encuentras en las Highlands escocesas. Después dirígete a la costa y descansa en las playas escondidas que miran hacia la nada.
Oporto
Si Lisboa tiene un aire decadente y melancólico, Oporto parece haberse quedado anclada en los comienzos del siglo XX. En ello reside gran parte de su gran encanto.
Recorre su centro histórico a pie y llega a las bellas casas de La Ribeira, donde desemboca el río Duero. Descubre sus puentes y disfruta de un buen pescado regado con vino verde en los restaurantes de la playa de Matosinhos o, si eres un poco friki, tómate un café en la segunda planta de la famosa librería Lello & Irmão. Considerada una de las tres librerías más bonitas del mundo, dicen que fue aquí donde J.K. Rowling, la escritora que creó a Harry Potter y residió 10 años en la ciudad, se inspiró para dar vida al mago.
Algarve
Sol, playas y mar atraen a turistas del norte de Europa durante todo el año en esta región bendecida con un clima agradable. Pero el Algarve ofrece mucho más que eso. La capital,Faro, sigue pareciendo estancada en el siglo XVIII, y Lagos y Sagres nacieron en tiempos de los romanos.
Sagres, con su fortaleza del siglo XV y el mítico Cabo de San Vicente, fue el lugar desde el que el gran rey Enrique el Navegante lanzó sus expediciones exploradoras que tanta gloria y riqueza trajeron a la corona portuguesa.
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